En 1911 nace Naguib Mahfouz. Egipto adquirió
estatus independiente el año 1922, nombrándose rey a
Fuad I, hasta ese momento sultán, como resultado de
la desmembración del Imperio Otomano, aunque la
presencia militar y el control de las comunicaciones por
parte de Gran Bretaña duró hasta la invasión de Etiopía
por los italianos. El tratado que concedió a Egipto la total
independencia se firmó el 26 de agosto de 1936
aunque los británicos se reservaron el control del canal de Suez.
En realidad, el distanciamiento de Egipto con respecto a los otomanos había empezado cuando las potencias de Occidente aprovecharon el debilitamiento del Imperio Otomano para intentar la ocupación del territorio, y abrirse de esa manera una ruta más corta hacia la India, que la utilizada hasta el momento alrededor de África.
En realidad, el distanciamiento de Egipto con respecto a los otomanos había empezado cuando las potencias de Occidente aprovecharon el debilitamiento del Imperio Otomano para intentar la ocupación del territorio, y abrirse de esa manera una ruta más corta hacia la India, que la utilizada hasta el momento alrededor de África.
Al independizarse, Egipto se transformó en una monarquía abiertamente prooccidental y se aprobó una constitución en 1923, aunque durante el gobierno de Fuad fue suspendida para controlar el incipiente
nacionalismo. Durante la Segunda Guerra Mundial, su territorio sirvió como campo de batalla, con Egipto apoyando a los ingleses en contra del Afrika Korps aunque muchos de sus habitantes eran considerados germanófilos y hubo dudas sobre el papel jugado por su rey, Farouk I.
Al final del conflicto, Egipto reclamó insistentemente el abandono de Suez por los británicos y la devolución de Sudán. La fracasada guerra contra Israel en 1948 - 1949 acentuó el descontento de la población con sus gobernantes.
El 26 de julio de 1952, una sublevación armada dirigida por el general Muhammad Naguib, en la que Gamal Abdel Nasser se situó en
segundo plano, derrocó a la monarquía e instaló la república el 18 de junio de 1953, aboliendo los partidos políticos. Nombrado Naguib Presidente, en noviembre de 1954 el propio Nasser lo derrocó nombrándose Jefe de Estado. En el mismo año 1954 Sudán alcanzó la independencia y se firmó el tratado con Gran Bretaña para la evacuación del Canal. Apoyado inicialmente por Estados Unidos y el Reino Unido, Nasser se ganó su creciente hostilidad debido a su apoyo a la descolonización, manifestado en la Conferencia de Bandung. Debido a ese progresivo distanciamiento con las democracias occidentales, Nasser se volcó hacia la Unión Soviética, que le proveía de material militar.
En 1956, Nasser nacionalizó el Canal de Suez. La medida despertó enérgicas protestas del Reino Unido y Francia, debido a que ambos países eran accionistas mayoritarios del Canal. Sin embargo, el retraso en concretar una invasión armada en Egipto hizo que Nasser demostrara sus dotes como administrador de esa nueva fuente de recursos para su país, ganándose así la simpatía mundial. Cuando ambas naciones europeas iniciaron la invasión el 31 de octubre, con el apoyo de Israel que atacó dos días antes, incluso la ONU llamó a los agresores a retirarse bajo la amenaza de intervención de la URSS. De esta manera Egipto quedó dueño del canal y confiscó los bienes de británicos y franceses.
Entre 1958 y 1961 Egipto formó parte, junto con Siria, de la República Árabe Unida, de la que Nasser era Presidente. Igualmente formó una alianza con Yemen en el mismo periodo que se denominó Estados Árabes Unidos. En 1964 se promulgó una nueva constitución que convirtió al país en una república presidencialista de partido único, la Unión Socialista Árabe de orientación comunista.
En 1967, Egipto movilizó tropas a la península del
Sinaí, y ordenó a la ONU la retirada de la Fuerza de Emergencia, estacionada en la zona desde la guerra del 1956. Poco tiempo después, Egipto cerró el estrecho de Tirán (en la entrada al golfo de Eilat- Aqaba) a toda la navegación israelí y a todos los barcos que se dirigían a Eilat. Este bloqueo privó a Israel de su única ruta de suministro con Asia y detuvo el flujo de petróleo de su principal proveedor, Irán. Estos elementos, sumados a acciones similares por parte de Siria y movimientos de tropas jordanos, que mantenían un acuerdo de defensa recíproca con Egipto, motivaron la decisión israelí de lanzar una ofensiva militar sobre la península
del Sinaí, durante la cual sus tropas alcanzaron el Canal. La ofensiva fue parte de la Guerra de los Seis Días. Aunque la guerra cesó en menos de una semana, los israelíes se negaron a retirarse del Canal hasta 1975, lo que motivó su bloqueo y Egipto perdió la Península del Sinaí. Aunque Nasser trató de dimitir en un primer momento, obtuvo de la Asamblea Nacional
plenos poderes legislativos y ejecutivos. Eliminó a los elementos hostiles del ejército y reforzó los acuerdos militares y políticos con la URSS en dos
tratados de 1967 y 1969. Además, el 90% de la actividad económica quedó
en manos del Estado.
En 1970, el Presidente Nasser falleció inesperadamente, víctima de un ataque al corazón. El poder fue asumido por Anwar el-Sadat quien hasta entonces era Vicepresidente, y que inició una política de conciliación hacia Israel. En 1971 se aprobó una nueva Constitución y se cambió el nombre del país a su actual denominación como República Árabe de Egipto.
Sadat inició reformas económicas que liberalizaron una parte importante de las industrias. La situación fue estable hasta que en la guerra del Yom Kippur la ofensiva contra Israel volvió a fracasar y en 1974 se sucedieron graves altercados con estudiantes y trabajadores. La comparación popular con Nasser debilitaba al nuevo líder que no tenía el carisma de su predecesor y al que se le acusaba de los males del país.
Tras años de negociaciones ya con la aproximación a las tesis de Estados Unidos y la Comunidad Europea, Sadat y el primer ministro israelí Menahem Begin firmaron los Acuerdos de paz de Camp David, bajo los auspicios del Presidente de Estados Unidos Jimmy Carter, lo que abrió la esperanza de una paz duradera en Medio Oriente. Esto le valió a Sadat y Menachem Begin el Premio Nobel de la Paz. Sin embargo, grupos ultranacionalistas opositores a la política conciliadora de Sadat llevaron a cabo un atentado en su contra, y lo asesinaron junto a otros miembros del régimen durante un desfile militar en 1980.
Desde entonces, Egipto ha estado en manos de Hosni Mubarak, como Presidente. En 1982 se recupera el Sinaí y Mubarak será reelegido en 1987 Establece de nuevo relaciones diplomáticas con los países árabes y reingresa en la OPEP, pero la Guerra de Irak volverá a alejar a Egipto -por su apoyo a la coalición liderada por Estados Unidos- de buena parte de sus vecinos, y a la denuncia de su política por la Organización para la Liberación de Palestina. Mubarak supera en 1995 un atentado preparado por Islamistas. Incrementa aún más su política de represión del terrorismo islámico que había costado la vida del Presidente Sadat.
El resurgir de los "Hermanos Musulmanes" como una fuerza con la generación de nuevos grupos islamistas, muchos de los cuales, eran partidarios del uso de la violencia para derrocar al gobierno, mientras que otros se limitaban a concienciar por medios pacíficos a la sociedad egipcia acerca de la necesidad de regresar a lo que ellos consideran una práctica más pura del Islam, aunque sin renunciar en última instancia a su objetivo de instaurar un estado islámico en Egipto. Algunas de estas organizaciones, en especial las más violentas, se mantenían en la más absoluta clandestinidad y poseían una estructura y una organización muy difusas e inestables.
El fenómeno islámico en el Egipto actual constituye un complejo entramado. El resurgimiento del activismo islámico ha seguido aumentando a lo largo de las últimas décadas y, pese a la tendencia a presentar un islamismo monolítico, militante y extremista, la realidad se ha revelado mucho más compleja. El islam político se ha convertido, a través de una serie de elecciones relativamente transparentes, en una de las principales fuerzas de oposición.
En 1970, el Presidente Nasser falleció inesperadamente, víctima de un ataque al corazón. El poder fue asumido por Anwar el-Sadat quien hasta entonces era Vicepresidente, y que inició una política de conciliación hacia Israel. En 1971 se aprobó una nueva Constitución y se cambió el nombre del país a su actual denominación como República Árabe de Egipto.
Sadat inició reformas económicas que liberalizaron una parte importante de las industrias. La situación fue estable hasta que en la guerra del Yom Kippur la ofensiva contra Israel volvió a fracasar y en 1974 se sucedieron graves altercados con estudiantes y trabajadores. La comparación popular con Nasser debilitaba al nuevo líder que no tenía el carisma de su predecesor y al que se le acusaba de los males del país.
Tras años de negociaciones ya con la aproximación a las tesis de Estados Unidos y la Comunidad Europea, Sadat y el primer ministro israelí Menahem Begin firmaron los Acuerdos de paz de Camp David, bajo los auspicios del Presidente de Estados Unidos Jimmy Carter, lo que abrió la esperanza de una paz duradera en Medio Oriente. Esto le valió a Sadat y Menachem Begin el Premio Nobel de la Paz. Sin embargo, grupos ultranacionalistas opositores a la política conciliadora de Sadat llevaron a cabo un atentado en su contra, y lo asesinaron junto a otros miembros del régimen durante un desfile militar en 1980.
Desde entonces, Egipto ha estado en manos de Hosni Mubarak, como Presidente. En 1982 se recupera el Sinaí y Mubarak será reelegido en 1987 Establece de nuevo relaciones diplomáticas con los países árabes y reingresa en la OPEP, pero la Guerra de Irak volverá a alejar a Egipto -por su apoyo a la coalición liderada por Estados Unidos- de buena parte de sus vecinos, y a la denuncia de su política por la Organización para la Liberación de Palestina. Mubarak supera en 1995 un atentado preparado por Islamistas. Incrementa aún más su política de represión del terrorismo islámico que había costado la vida del Presidente Sadat.
El resurgir de los "Hermanos Musulmanes" como una fuerza con la generación de nuevos grupos islamistas, muchos de los cuales, eran partidarios del uso de la violencia para derrocar al gobierno, mientras que otros se limitaban a concienciar por medios pacíficos a la sociedad egipcia acerca de la necesidad de regresar a lo que ellos consideran una práctica más pura del Islam, aunque sin renunciar en última instancia a su objetivo de instaurar un estado islámico en Egipto. Algunas de estas organizaciones, en especial las más violentas, se mantenían en la más absoluta clandestinidad y poseían una estructura y una organización muy difusas e inestables.
El fenómeno islámico en el Egipto actual constituye un complejo entramado. El resurgimiento del activismo islámico ha seguido aumentando a lo largo de las últimas décadas y, pese a la tendencia a presentar un islamismo monolítico, militante y extremista, la realidad se ha revelado mucho más compleja. El islam político se ha convertido, a través de una serie de elecciones relativamente transparentes, en una de las principales fuerzas de oposición.