sábado, 18 de enero de 2014

Ámbito social, político y económico.



La sociedad musulmana presenta una gran dualidad entre el pasado tradicional y la modernidad más absoluta en algunas regiones. Evidentemente, la enorme riqueza en petróleo de algunas regiones ha sido un factor importante en la transformación social y económica que ha tenido lugar en los últimos 40 años y es su principal recurso para la subsistencia.




La inestabilidad política sigue imperando en la gran mayoría de los países como es el caso de Afganistán o Irak debido a las numerosas contiendas étnicas, religiosas y a las rivalidades regionales. La existencia de comandantes locales, el tráfico de drogas y la constante insurgencia del Talibán, en Afganistán, y que amenazan el mantenimiento de la ley y los proyectos de desarrollo. En los últimos años, millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares para huir de los enfrentamientos violentos y a raíz de los desastres naturales.







En contrapunto a estos países anteriormente citados, encontramos el caso de los Emiratos Árabes Unidos, que consta de una población de unos cuatro millones y medio de habitantes –prácticamente la población de la capital Española- hace posible que ni los recursos ni el territorio sean escasos. Uno de los rasgos sociales más destacados de este país es el elevado número de inmigrantes que habitan en él: sólo un cuarto de los habitantes son ciudadanos autóctonos, el resto son extranjeros, principalmente comerciantes y hombres de negocios que participan de la gran explosión económica de la zona, pero también trabajadores que llegan de los países vecinos atraídos por la gran demanda de mano de obra, sobre todo en el sector de la construcción. Este factor demográfico hace que las mujeres, que normalmente superan el número de hombres, sean una minoría, prácticamente la mitad que los hombres, ya que son éstos últimos los que emigran en busca de trabajo. Además sólo una cuarta parte de los habitantes son árabes y, de éstos, la mitad provienen de otros países, principalmente Paquistán, India, Filipinas y Egipto. El idioma oficial es el árabe aunque el inglés es cada vez más común. La religión oficial sigue siendo el Islam, a la que se adhiere casi la totalidad de la población: un 77% de los emiratíes es musulmán suní, un 19% chií, y el resto de la población practica otras religiones, entre ellos un 2% es cristiano. 

La estructura social se ve bastante influida por la religión que, además, está reconocida oficialmente en la Constitución y es fuente de derecho. Las tradiciones, tanto de tipo tribal como de tipo religioso, también juegan un papel importante y se ven mezcladas con hábitos paganos de tipo occidental, ya que existe tolerancia hacia otras religiones y costumbres. Ya que hasta inicios del siglo XIX, la religión dominaba completamente las sociedades musulmanas. Sin hablar de la vida espiritual y religiosa en sentido estricto, del Islam dependía la constitución de todos los elementos necesarios a la organización social: los cuadros institucionales, los conceptos y los valores. Tanto la educación como la formación científica, tanto el funcionamiento del sistema judicial como la legitimación del poder y de la política, tanto la organización de las redes de intercambios comerciales como las comunicaciones culturales entre sociedades muy alejadas, etc. 

Al igual que con el sistema social que propugna el Islam, el sistema económico islámico comienza con la premisa de que todo cuanto se halla en los cielos y en la tierra ha sido creado por Dios, quien ha proporcionado al hombre diversas provisiones. Como depositario, el hombre deberá dar cuenta de su responsabilidad respecto a lo custodiado. La posesión o ausencia de riqueza son medios de prueba, de forma que, tanto en la abundancia como en la adversidad, los que están atentos a su responsabilidad se puedan distinguir de los que se muestran insensibles y no ponen atención al sufrimiento del resto de la humanidad.



Los medios de comunicación reflejan, una vez más, las fuertes paradojas de la sociedad musulmana. Poseen un sistema informativo muy desarrollado y moderno, al más puro estilo norteamericano, pero sometido al control gubernamental y controlado como en una dictadura. El Consejo Nacional de los Medios es el órgano federal encargado de supervisar toda la actividad informativa que se desarrolle dentro de las fronteras del país. Fue creado en 2006 y asume las funciones del anterior Ministerio de Información, una institución prácticamente extinguida en los países democráticas. El Consejo Nacional de los Medios tiene la potestad para conceder y arrebatar las licencias a los medios de comunicación. Debido a la fuerte presión del poder, ejercida a través del Consejo Nacional de los Medios, la información ofrecida por los medios emiratíes es de tipo oficial. En ellos abunda la información internacional, económica y deportiva, mientras escasea la información relativa a los acontecimientos políticos y sociales del país. La existencia de una gran variedad de medios muy modernos, y la falta de libertad de expresión es una muestra más de los conflictos existentes en este país. Existe una amplia oferta informativa: más de 40 canales de televisión, más de 20 emisoras de radio, unos 10 periódicos, decenas de revistas y una agencia de información. El sistema de medios de comunicación es comercial y competitivo, por ello el sector de la publicidad está experimentando un fuerte crecimiento en el país. Asimismo existen grupos multimedia e, incluso, se instituyeron una “ciudad de internet” y una “ciudad de los mass media”, lugares de negocio especializados que sólo se encuentran en las grandes ciudades occidentales. Precisamente aquí tiene su sede una de los medios de comunicación en lengua árabe con más repercusión a nivel mundial: la cadena de TV Al-Arabiya. Este canal de TV que puede verse en todo el mundo a través de los satélites, fue creado en 2003 en competencia directa con la cadena qatarí Al-Jazeera. Ambas ofrecen actualmente versiones en árabe e inglés y son el canal de información que conecta el mundo árabe con el resto de los países en los que hasta hace poco desconocían su realidad diaria. 



La situación de la mujer es controvertida. Hay ámbitos en los que la mujer está bastante integrada, como en el caso de la educación superior –en las universidades, el 70% de los alumnos son mujeres-, pero en el mundo del trabajo o en las altas esferas del poder, no es así. Aunque las mujeres ocupen el 40% de las plazas de funcionario, alcanzar un puesto de relevancia dentro de los órganos políticos es prácticamente imposible para ellas. Las mujeres siguen ocupando un lugar secundario tanto en la vida social como privada. Según un informe recogido por Amnistía Internacional el pasado año, los derechos de las mujeres no se respetan en la región de Oriente Medio, aunque en Arabia Saudí y otros emiratos de la zona se están haciendo avances en este sentido, por ejemplo, la participación de mujeres en las elecciones.




La estructura política no es democrática y en algunos aspectos recuerda a una dictadura. La organización política es muy compleja: incluye los gobiernos locales de cada emirato y el Gobierno federal. La administración central está bastante desarrollada y tiene competencias exclusivas: política exterior, seguridad y defensa, inmigración, educación y salud, entre otras. La existencia de órganos muy específicos, como el Consejo de los Medios de Comunicación, que controlan todas las actividades que se desarrollan en el país, recuerda a la organización de una dictadura. 






Por: Laura Boquizo Cano

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